¿REÍR O LLORAR?

Este lunes mi horóscopo dice lo siguiente:

VIRGO (23 agosto-21 septiembre)

Te estás tomando las cosas más serio que divertido, por tanto, si sientes que la seriedad te excede, trata de reírte. Con una expresión dura no ganas nada, ¡alégrate un poco!, la vida es corta.

He de confesar que diariamente leo mi horóscopo sin creer realmente en la astrología, o estar clavado con los mensajes escritos en dicha sección para tomar decisiones en mi vida diaria. Lo hago más como un hobby, o tal vez como una costumbre diaria al momento de abrir las páginas web de los diarios para leer conocer noticias diarias.

A veces lo que dice mi “signo” no tiene nada que ver, en otras ocasiones, realmente parece que están describiendo lo que sucede en mi vida. Creo que en esta ocasión, el mensaje es ciertamente aplicable a mi estado de ánimo del día de hoy, y de los últimos días, semanas, meses… incluso me atrevería a decir años.

En mi vida cotidiana puedo ser una persona muy simple. Es algo que caracteriza mi forma de comportarme en ciertas situaciones y momentos. Sin embargo, últimamente creo que esa frescura, esa alegría, esa ilusión ha bajado considerablemente.

El pasado fin de semana pude identificar ese enojo que tengo hacia personas, situaciones e instituciones por cuestiones que han pasado a lo largo de mi vida y que a la fecha tengo como grandes resentimientos y reclamos a esos momentos.

Erróneamente tengo la idea, muy metida en mi interior, que mi desempeño, en todos los sentidos, depende de la aceptación de los demás. Y es cuándo esa imagen exterior decide que yo no soy lo suficientemente bueno para encajar en cierto lugar o situación, cuando yo me la creo, y me siento una persona con un valor muy bajo, pues a pesar de contar con preparación, conocimiento y actitud, no puedo entrar a donde quiero y expresar lo que realmente soy.

Este modelo ha ocurrido una y otra vez, creo que actualmente lo veo todavía más constante y genera en mí un sentimiento de angustia, desesperación, pero sobre todo, de desilusión, que a veces me lleva a creer que efectivamente, los “demás” tienen la razón.

Más que reclamos o quejas, creo que la necesidad que tengo en este momento es creer en mí mismo. Sé muy bien que las aptitudes y actitudes para salir de esto existen dentro de mi. El caso en este momento es buscar el gusto, el pasármela bien, el reír.

Tal vez, necesito hacer caso a mi horóscopo del día de hoy, pues efectivamente, la vida es muy corta. Sin embargo en un lunes, donde la rutina de la oficina, con un horario rígido, establecido y “cómodo” hasta cierto punto, los compañeros e incluso olores son más desagradables que de costumbre, la fórmula para reír parece ya no surtir efecto.

No creo que el aislarme con unos audífonos y un audio totalmente diferente al que ocurre a mi alrededor sea la opción, pero al menos me da la oportunidad de concentrarme en el trabajo que detesto, y en otros momentos para plasmar el cúmulo de ideas, sentimientos, molestias y deseos que tengo en mi interior.

Creo que más que nada tengo mucho miedo. Las ilusiones siguen en mi. Todavía creo que pronto todo va a ser diferente. Tal vez el miedo es a ese cambio. Sin embargo, en este momento pienso que el miedo es a que ese cambio no llegue, y eso me pone aún más de malas.

La semana empieza, el lunes avanza de manera deprimente y con todos mis mejores deseos de que sea bueno. Creo que sigo trabajando. Quiero reír, sinceramente quiero hacerlo. Espero poder lograrlo pronto.

En lo mientras, cual lunes doloroso, aquí dejo uno de los pocos antídotos que tal vez por unos minutos pueda causar esa sonrisa: hoy un pequeño video para disfrutar de las monadas de un bebé. A final de cuentas creo que si yo dependo de los demás, por qué no hacer que los demás también dependan de mí.