lunes, 23 de abril de 2007

EL CORAZÓN SIGUE SIENDO UN NIÑO

Yo creo que muchos de nosotros hemos escuchado el término “El Niño Interno”, sobre todo mientras nos vamos haciendo mayores, pasan los años y esos niños que algún momento fuimos se van quedando cada vez más relegados. Según estos pensamientos, a final de cuentas todos tenemos todavía en nuestro interior a ese pequeño que alguna vez fuimos y, que en repetidas ocasiones puede ayudarnos a salir adelante o a enfrentar alguna situación adversa.

En estos momentos no sé si pueda decir que tuve una infancia totalmente feliz, sin embargo, realmente sí era diferente a la vida que tengo actualmente. Al ser hijo único, y tener como familiares más cercanos en cuanto a edad a primos que casi me llevaban una década de vida, pues no pude convivir tanto con gente con la que tuviera más cosas en común. Además la sobre protección de ser el pequeño también me llevó a convertirme en alguien retraído, solitario y hasta cierto punto introvertido, como pudiera parecer hasta hoy en día.

Sin embargo no todo esto era malo, yo mismo creé mi propio espacio, un mundo en el que yo podía reír, jugar, estar contento, sin la necesidad de alguien más. Tal vez con la ayuda de la lectura, de la televisión, del radio, de la música fui encontrando aquellos gustos que a la fecha siguen presentes, unos más fuertes que otros, unos más aceptados que otros, y que no obstante, forman parte de mi propia esencia.

Los años han pasado, he crecido y más que cambiar, he evolucionado para convertirme en lo que soy hoy en día. Tal vez algunas actitudes las he aprendido en la marcha, la forma en la que lidio con las cosas, situaciones, problemas y lamentablemente, la necesidad de contar con la ayuda, aprobación y presencia de alguien más para yo estar bien.

Es por eso que hoy quisiera recurrir a ese niño interno que sigue aquí, que lo puedo sentir al momento de reír por cualquier simpleza, de no tomar en serio todas las cosas, y de poder burlarme incluso de mí mismo. Ese niño que aprendió de una manera alegre a no siempre estar triste, a saber observar las cosas buenas que tiene y todo lo bueno que él incluso es.

Tal vez al crecer uno se va traqueteando y piensa que hay cosas más importantes que el bienestar de uno como persona, como ser humano. Tengo muchas cosas que me gustan, lamentablemente recientemente me hicieron ver que mis prioridades están todas volteadas y las principales, las que tienen que ver conmigo, con mi plenitud como persona, con mi propia alegría están un tanto relegadas, por nadie más que por mí mismo.

Así que este lunes, con toda la flojera y molestia que puede representar el inicio de la semana, he decidido, al menos por hoy, ver y escuchar a ese pequeño, que incluso, es una persona más valiente que la persona que soy en estos momentos. Creo que hay mucho por aprender y retomar de ese individuo, que se podía conmover al leer algo, y herir a la vez únicamente al observar otra situación.

La semana pasada dediqué un espacio a Everything But The Girl. Una de mis canciones favoritas de ellos se llama “The Heart Remains A Child”, y creo que parte de su letra aplica muy bien a lo que estoy explicando en estos momentos:


And years may go by
But I think the heart remains a child
The mind may grow wise,
B t the heart just sulks, and it whines,
And remains a child
I think the heart remains a child

(Y los años pasarán
Pero creo que el corazón sigue siendo un niño
La mente puede crecer
Pero el corazón se resiente y se queja,
Y sigue siendo un niño
Creo que el corazón sigue siendo un niño)


Y qué gran verdad tienen estas palabras. Tal vez es una tarea necesaria el llevar esto a la práctica. Al menos hoy, este lunes amanecí con esta “luz” y las ganas de hacerlo. Me conozco y sé también lo difícil que es para mí. Pero tal vez no es imposible, creo cada vez entender más esta parte y considero que el camino a seguir, aunque largo, puede y tiene que ser muy agradable.

Aquí les presento a alguien a quien quiero mucho y que lamentablemente tenía muy olvidado, pero creo que es el mejor tiempo para invitarlo de nuevo a mi vida. Él es el pequeño Luis Gonzalo, mejor conocido como Chalín.

Es lunes, y nos sentimos bien. Por eso, un poco de risas con este material precisamente de niños…¡Qué inocentes!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay que lindo el pequeño Chalín :-) me encanta esa foto con su playerita de los pitufos, pura ternura!

Voy a tener que desenpolvar mis fotos de chaval pa' presumiarlas también. Me da gusto que tengas todavía esas ganas y ánimos de estar mejor, que no muera la esperanza!!