miércoles, 18 de julio de 2007

RE-INVENT YOURSELF, DON'T REPRESS YOURSELF

El dicho popular menciona que recordar es vivir. Y qué sería entonces de nuestras vidas sin aquellos momentos inolvidables que día a día vamos generando. No cabe duda que los instantes, detalles, dramas incluso, que experimentamos, forjan nuestro camino, carácter y forma de dirigirnos en nuestras existencias.

Hoy es 18 de julio del 2007. Hoy se cumplen tres años de un momento inolvidable en mi vida, que a pesar de haber durado tres días, es hoy la fecha en la que se conmemora el punto más alto de esa experiencia.

Hace ya un mes escribí sobre mi experiencia en Montreal en el 2006 para vivir el concierto de Madonna como parte de su Confessions Tour. Un poco más atrás, en el 2004, justo en este día, estaba de nueva cuenta frente a mi ídolo, festejando momentos muy importantes, y en el disfrute total de su Re-Invention Tour.

Hace tres años, casi me quedo sin ver a Madonna. En un principio estaba escéptico que la diva fuera a salir de gira tan rápido, sin embargo, la noticia sobre su regreso a los escenarios en el verano de ese año, la primer sensación que generó en mi fue un poco de frustración, al pensar que en esa ocasión no vería a la reina del pop en vivo.

No obstante, esta posición duró solamente algunos minutos, pues aunque sabía que sería difícil, no había otra opción más que cumplir con el deseo de acudir al mentado concierto, y ya de paso, elegir el mejor lugar donde pudiera llevarse a cabo tal evento.

Una vez más, México no estaba en la lista de lugares que Madonna visitaría. Ya sin hacer corajes, mejor visualicé la mejor opción para hacer el viaje con concierto incluído. Estados Unidos quedó descartado en primer lugar, después de una amarga y tumultuosa experiencia para obtener la visa, que más adelante contaré aquí mismo. Fue entonces cuando la posibilidad de visitar Canadá llegó, al ver que el Re-Invention Tour tendría una parada en Toronto.

Los preparativos se empezaron a armar, mientras yo esperaba conseguir un trabajo que me permitiera costear el viajecito. Afortunadamente, lo conseguí a principios de junio, y con tan solo un mes en la chamba, me di el lujo de pedir dos días para poder realizar el viaje en cuestión.

Con mucha emoción, y la mejor compañía que pude pedir, pues el festejo de una fecha especial también se cruzaba con el viaje a Toronto, el sábado 17 de julio del 2004, empacamos nuestras cosas y nos fuimos al país del norte, con mucha emoción, temor, pero sobre todo, con la expectativa de lo que sería esta experiencia.

Al llegar esa noche a Toronto, una caminata por las calles de la ciudad nos llevó a zonas muy interesantes, a una cena deliciosa y a probar el helado más delicioso que he comido en toda mi vida, todo esto, enmarcando la celebración de un aniversario inolvidable, que tenía como marco la ciudad canadiense y el concierto de Madonna.

El domingo 18 llegó, y la fecha de la presentación de la reina del pop en Toronto se cumpliría. Del hotel salimos temprano en búsqueda del Air Canda Centre, donde se llevaría a cabo el espectáculo. Después de caminar por las céntricas calles de Toronto, un amable hombre nos señaló el recinto donde se efectuaría el concierto, mismo que estaba casi enfrente de nosotros.

Ahí la emoción aumentó al ver postres de nuestro ídolo pegados en el edificio… la espera ya era cuestión de una cuantas horas. De regreso al hotel para “arreglarnos”, la caminata fue muy divertida al ver a mucha gente acudir al auditorio, con sus mejores “garras” Madonnescas, y la emoción por ver ese gran espectáculo del que ya habíamos escuchado mucho.

Gracias a la magia del Internet, varios “caber-amigos” nos reunimos afuera del Air Canada centre antes del inicio del concierto, para por fin conocernos cara a cara, y compartir la emoción de llegar a tan importante fecha.

La hora se acercaba, era el momento de ir a nuestros lugares. Sin avisar las luces se apagaron… el show había iniciado.

Un video perturbante con el fondo del tema The Best Within marcó el comienzo del espectáculo. Después de las palabras “I’m coming soon” (llegaré pronto”) proféticas como lo pueden ser, una plataforma salió del suelo y en ella, parada de cabeza, Madonna ya estaba haciendo una pose para iniciar el recorrido musical con Vogue.


Varios éxitos, de toda su carrera, a diferencia de otras giras, coreografías y secciones se juntaron durante las casi dos horas que duró el concierto. Así Madonna interpretó después del clásico Vogue, una energética versión de Nobody Knows me, donde nada más ella, hacia suyo el escenario con una pesada y completa rutina de baile; enfundada en un traje militar canciones tan distintas como American Life, Express Yourself y Material Girl.


Más tranquila luego vinieron Deeper And Deeper, Hanky Panky, Die Another Day y Lament, en una sección cabaretera, con Madonna enfundada con una ropa que hacía parecer al uniforme de las Chivas del Guadalajara.


Un momento más espiritual vino en la sección donde interpretaba temas tan representativos de su carrera como Like A Prayer, donde tal vez tuve mi momento más especial, al escucharla cantar una frase que tomé como mía en ese instante. “you’re here with me, it’s like a dream” (estás aquí conmigo, es como un sueño), para también emocionarme con Don’t Tell Me y Mother And Father.


Para el cierre dejó momentos de frenesí puro con Into The Groove, Music y Holiday. Una vez más todo el concierto había pasado rapidísimamente, era increíble que durante dos horas, la emoción, la verdadera entrega de artista y fan se había dado una vez más.


El consejo de re-inventarnos nuevamente era el mensaje final de las pantallas, una tarea que he buscado y trabajado desde entonces y yo creo que desde antes… igual y hace falta llegar al momento en el que diga que ahora he encontrado que he cambiado mi visión, y en esas ando.

El abrazo al finalizar el concierto, un momento lleno de amor y complicidad llegó más adelante. El regreso al hotel, caminando casi a media noche por calles desconocidas pero que se notaban claramente seguras vino, con todo y nuestras bolsas llenas de mercancía proveniente del espectáculo.

Al día siguiente había un segundo concierto. En lugar de optar por la posibilidad de adquirir boletos para dicha presentación preferimos gastar ese dinero en otros productos que compramos en un día de compras por el centro de Toronto.

Efectivamente, no conocimos lugares turísticos como las Cataratas del Niágara o viejos monumentos, sin embargo nuestros espacios favoritos fueron las tiendas de discos, especialmente la maravillosa Sam, The Record Man.

El martes 20 por la mañana había que regresar a México, tomar el avión muy temprano y volver a la rutina que aunque pesada, había sido la que permitió hacer dicho viaje. Los recuerdos quedaron, momentos inolvidables y lugares memorables que aquí se quedaron para la posteridad.

Ya pasó otra gira después del Re-invention, y aunque es muy pronto para creer los rumores, se dice que para el nuevo disco de Madonna habrá gira que también conmemorará los 50 años de vida de la reina del pop en el 2008. Es muy pronto para pensarlo, pero la simple idea de vivir una nueva experiencia de este tipo es incluso muy emocionante.

Lo del 2004 fue hacerlo con la persona amada, y sobre todo en un momento tan especial del calendario. Hoy el recuerdo y el confort de haber cumplido dicha meta es algo que se quedará por siempre, como un escalón más en el camino, llevado a un final feliz.

Ahora hay que seguir en el proceso de re-invención… es difícil y pesado a veces, pero necesario. Re-invent yourself, Don’t repress yourself.

Esta es la versión en vivo que salió en el DVD I’m Going To Tell You A Secret, material en DVD y CD que muestra el detrás de bastidores de la reina del pop durante su Re-Invention Tour, para el magnífico tema Like A Prayer.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien dicen que recordar es vivir y nada más de ver las fotos se me pone la piel de gallina!

Creo que si uno hiciera un recuento de la vida, lo primero que vendría a colación serían los momentos e instantes que quedan grabados en la memoria, los viajes, los sabores, colores y olores de cada lugar, quedan registrados para siempre en la mente.

Te agradezco infinitamente que me dieras la oportunidad de realizar ese viaje, de ver a Madonna de nuevo en vivo después de casi 11 años y sobretodo de haber conpartido todo eso conmigo, nunca lo olvidaré y no tiene precio (bueno si tiene pero prefiero no hacer cálculos!)

Podría contar mil anécdotas pero ahorita solo quiero recordar esas 2 horas y esos 3 días, que por un momento hicieron que todos los problemas desaparecieran y solo brillará la promesa de un Re-Invencion que todavía no llega pero para la que espero estemos listos en su momento...