El domingo pasa lentamente, pero a la vez muy rápido. En ocasiones quisiera poder detener el tiempo y dejarlo en aquellos momentos que aparentemente son más agradables, pero a final de cuentas, eso es imposible, y lo que nos toca pasar, en un momento u otro sucede.
El último día del fin de semana está casi acabando, y el saldo en estos momentos parece ser positivo, como si por fin el arranque del año hubiera cuajado. Esas pilas que por más que se querían recargar hace una semana, parece que los últimos siete días fueron llenándose de energía, otorgada en gran medida por la escritura, investigación, y en general, todo lo involucrado en el lanzamiento de este espacio.
No cabe duda que la escritura puede llegar a ser una gran terapia para muchas personas. He de confesar que yo me consideraba una papa para esto, sin embargo, muy buenos maestros universitarios me hicieron ver que realmente si uno tiene algo que decir, es muy posible que pueda hacerlo. Así que ahora pareciera ser una necesidad realizar esta actividad, tal vez en muchos casos únicamente dejar fluir pensamientos, sin ni siquiera tener una finalidad o estar analizando todos y cada uno de los movimientos que se quisieran dar.
Efectivamente, debo reconocer que una de las cosas de las cuales más estoy cansado es en tener todo medido, estructurado y perfectamente establecido. Más porque sé lo frustrante que puede ser cunado esos planes una y otra vez no salen como quisiera. No quiero decir que sea bueno dejar todo al aire, únicamente no estar tan dentro de las situaciones que en repetidas ocasiones no están en nuestras manos… como la llegada del domingo, y consecuentemente del lunes.
En estos instantes siento un cansancio, pero no aquel devastador que me invita a estar en la cama, sin hacer nada, únicamente sintiendo el tiempo pasar implacablemente. Ahora me siento cansado, pero bien, satisfecho por muchas cosas y avances que he ido logrando, y sobre todo, porque este preciso momento es bueno.
Una nueva semana inicia. La mañana del domingo ya tiene un rato que pasó.
El último día del fin de semana está casi acabando, y el saldo en estos momentos parece ser positivo, como si por fin el arranque del año hubiera cuajado. Esas pilas que por más que se querían recargar hace una semana, parece que los últimos siete días fueron llenándose de energía, otorgada en gran medida por la escritura, investigación, y en general, todo lo involucrado en el lanzamiento de este espacio.
No cabe duda que la escritura puede llegar a ser una gran terapia para muchas personas. He de confesar que yo me consideraba una papa para esto, sin embargo, muy buenos maestros universitarios me hicieron ver que realmente si uno tiene algo que decir, es muy posible que pueda hacerlo. Así que ahora pareciera ser una necesidad realizar esta actividad, tal vez en muchos casos únicamente dejar fluir pensamientos, sin ni siquiera tener una finalidad o estar analizando todos y cada uno de los movimientos que se quisieran dar.
Efectivamente, debo reconocer que una de las cosas de las cuales más estoy cansado es en tener todo medido, estructurado y perfectamente establecido. Más porque sé lo frustrante que puede ser cunado esos planes una y otra vez no salen como quisiera. No quiero decir que sea bueno dejar todo al aire, únicamente no estar tan dentro de las situaciones que en repetidas ocasiones no están en nuestras manos… como la llegada del domingo, y consecuentemente del lunes.
En estos instantes siento un cansancio, pero no aquel devastador que me invita a estar en la cama, sin hacer nada, únicamente sintiendo el tiempo pasar implacablemente. Ahora me siento cansado, pero bien, satisfecho por muchas cosas y avances que he ido logrando, y sobre todo, porque este preciso momento es bueno.
Una nueva semana inicia. La mañana del domingo ya tiene un rato que pasó.
Sunday Monring, la rola de Maroon 5
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