martes, 23 de enero de 2007

MADONNA MOMENT: LA AMBICIÓN RUBIA, LA RADIO Y YO

Recientemente escribí sobre la forma en la que me introduje al mundo de Madonna, cómo fue que esta mujer me cautivó y llego a mi vida convirtiéndose en una imagen importante y admirada, misma que ha ido creciendo a lo largo del tiempo. Sin embargo, al pensar en el momento en el que la admiración pasó a convertirse en algo más importante, tengo muy bien identificado ese momento, es más, el día exacto: el 1 de agosto de 1990.

Para ese momento ya tenía prácticamente todos los discos de Madonna que habían sido editados hasta ese entonces en formato vinilo. Por poco más de un año, su álbum Like a Prayer había sido el más importante descubrimiento que había realizado en mis primeros años de pubertad, y los ritmos, letras y mensajes me motivaron a iniciar mis estudios del idioma inglés.

Desde enero de ese año, empecé a tomar clases de inglés diariamente dos horas, en una pequeña escuela llamada el American English Institute.


Eran muy grandes las aburridas que me daba los primeros días porque además la mentada institución no quedaba nada cerca de mi casa. Así que tenía que sacrificar el ver todas mis caricaturas favoritas para pasar dos horas diarias en esa clase, que en un principio era nada más una pérdida de tiempo.

Sin embargo, con el paso del tiempo, me fue entrando el inglés, me interesó cada vez más, y raramente empecé a entenderle y a hallarle lógica. Durante ese tiempo además de aprender el idioma, también comencé a desarrollar otra de mis primeras pasiones: el amor por la radio.

Recuerdo que me encantaba escuchar la radio, especialmente donde transmitían música en inglés. Pronto la radiodifusora WFM se convirtió en mi favorita, sobre todo porque tocaban canciones de Madonna, en versiones diferentes a las que venían en los discos. Ese fue el primer momento donde conocí el término “remix”.

En la primavera de 1990 por primera vez escuché en WFM el tema Vogue, que en poco tiempo se convertiría en otro de los clásicos de la reina del pop. Ese tema acompañaba a la banda sonora de la cinta Dick Tracy, también protagonizada por Madonna. Yo creo que el disco I’m Breathless, Music From and Inspirated in the Film Dick Tracy fue el primer álbum de Madonna que compré siendo ya fan de ella.

En fin, poco después en la revista “Somos” apareció en la portada Madonna caracterizada como Breathless Mahoney y dentro de la publicación se incluía un largo artículo en donde además de la carrera de Madonna, se narraba completito el concierto de su gira Blonde Ambition. La forma en la que Arturo López Gavito describía la presentación era simplemente espectacular. Sin embargo, a mis 13 años, difícilmente podría ni siquiera escuchar como sonaría Madonna interpretando aquellas canciones en vivo.

Sin embargo, se anunció la llegada de ese 1 de agosto de 1990. En el primer año de la década, era imposible que un artista internacional diera conciertos en México, fue hasta un año después cuando Billy Joel e INXS abrieron la puerta a los conciertos en la ciudad, pero antes difícilmente teníamos acceso a este tipo de espectáculos.


Sin embargo, la estación WFM, siempre a la vanguardia, al menos a lo que podían dar aquellos años, tenía una gran exclusiva: la transmisión en vivo y en directo del concierto de Madonna desde Barcelona.
Fue precisamente ese día de verano, el marcado para la presentación de Madonna en la madre patria, donde pasé más allá de la admiración a la pasión. Y no solo hacia esta artista, sino también hacia el medio auditivo por excelencia: la radio.

Recuerdo despertarme temprano, pues nunca se informó sobre la hora en la que el concierto sería transmitido. Era un miércoles nublado, cual día de verano en la ciudad de México, pero yo estaba atento, desde la sala de mi casa, esperando el momento en el que iniciara la presentación.

Para cubrir este evento, WFM mandó a Charo Fernández y a Martha Debayle como las representantes de la estación, mismas que realizaron varias transmisiones, donde narraron como Madonna hacía ejercicio en las calles españolas, y toda la parafernalia que representó su llegada al país europeo.

Durante toda la mañana me chuté la programación que incluía a gente como Janet Jackson, Technotronic, y por supuesto el sencillo a promocionar de Madonna en ese tiempo: Hanky Panky. Mientras las horas pasaban, mi interés por escuchar lo que se transmitía desde esa frecuencia fue creciendo y creciendo. Ya no esperaba nada más el concierto, ya estaba ahí maravillado por todo el cúmulo de emociones que podía generar en mi la radio.

Por fin, a las tres de la tarde, horario de México, la transmisión dio inicio con la presentación de Express Yourself. La imagen no la tenía, pero no hacía falta. El tan solo imaginar a Madonna con su rubia cabellera en una interpretación tan energética de mi canción favorita, me transportó con ayuda del audio hasta el estadio en Barcelona.

Los éxitos pasaron, momentos inolvidables como la rara versión de Like a Virgen que sonaba muy controversial, y vaya que lo era para sus tiempos. El drama de Live to Tell, o la diversión de Material Girl hasta llegar a un clímax con Vogue.

Las dos horas que duró el espectáculo estuve pegado a la radio. Incluso hoy en día sigo conservando las cintas donde realicé la grabación del concierto. Un verdadero tesoro que sigo manteniendo, como la evidencia del inicio de una etapa muy importante para mi, algo que definió algunos gustos y pasiones, que aquí siguen a casi diecisiete años.

Con el paso del tiempo, las tecnologías que se han desarrollado, y la inevitable globalización que ahora nos tiene inmersos en un mundo similar, ese concierto que nada más pude imaginar al escucharlo, ahora he podido observarlo en todo su esplendor a través de una pantalla. Las emociones siguen siendo las mismas, son tan puras, inocentes y reales, que en ocasiones me gustaría poder volver a esos momentos donde las preocupaciones eran realmente diferentes, aunque no por eso menos importantes a las que puedo tener hoy en día como adulto.

Mi pasión por la radio y el audio se ha transformado también. La verdad toda esa emoción que podía sentir hace mucho tiempo la he perdido. Creo que también el mismo medio se ha transformado, y si he de ser crítico, puedo decir que siento la radio de hoy en día como una verdadera pose, como algo artificial, sin esa magia y corazón que sentía hace muchos años, esa pasión con la que crecí y definí un gusto muy claro. A final de cuentas la radio es un negocio, y si lo que vende es una programación con las mismas 10 canciones hora tras hora, pues cada quien tiene que buscar la forma en la que seguir arrastrando a flote eso que en algún momento genero un verdadero amor.

Tal vez esa inocencia infantil ya quedó muy atrás, sin embargo el recordar indudablemente es vivir. Y no importa que tanto trabajo haya echo Madonna, que tanto se haya echado a perder la radio, o que tanto yo haya crecido. El Blonde Ambition sigue siendo ese momento álgido en el que de ser un fan, me convertí en un verdadero fiel seguidor de la reina del pop. Y después de todo este tiempo no me ha perdido, sigue siendo mi momento favorito, me sigue manteniendo junto, y yo creo ahí me quedaré.

Aquí dejo dos videos de esta presentación en Barcelona. El inicio y el fin del espectáculo: Express Yourself y Keep it Together.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow, me encantan estas remembranzas que escribes, de veras que me transportan a esa época, a esa inocencia y admiración que ha seguido intacta con el paso de los años. Viva Madonna!!